"Véronique Doisneau". Sin zapatillas de ballet ¿qué nos queda?

Filmada en la Ópera de París en 2005, la bailarina de ballet Véronique Doisneau se deja dirigir por el conceptual Jérôme Bel en una pieza absolutamente honesta y desarraigada de todos los aspavientos que muchas veces ensombrecen los grandes montajes.

"Véronique Doisneau" es una muestra certera de que muchas veces en la simplicidad emerge cual gigante la emoción de una mujer que en la plenitud de su existencia (con 42 años -al momento de la grabación- y una vida hecha en la Francia de Jacques Chirac) se ve confrontada con el próximo fin de su carrera como parte del corps de ballet.

¿Nostalgia en sus últimos momentos sobre un escenario? ¿Desesperanza por un cuerpo frágil que, como ella misma dice, no le permitió convertirse en Primera Bailarina, mucho menos en Étoile? ¿Celebración por una vida dedicada a su pasión, la danza? ¿Qué sentimiento apremia a Diosneau ocho días antes de retirarse? Y la más punzante pregunta que late a lo largo de los 37 minutos que dura el filme... ¿Y ahora qué?

Tras una serie de textos biográficos en los que Véronique Doisneau se revela como una madre de dos niños pequeños y una ferviente admiradora de Nureyev, conocemos los entretelones de un ser humano lleno de dudas y profundidades infinitas.

El filme, que ha sido estrenado en una serie de festivales de danza en todo el mundo es solo uno de los cinco retratos biográficos hechos danza que ha desarrollado Bel con figuras de distintas ramas de la danza (entre ellos el bailarín de danza contemporánea Cédric Andrieux y el bailarín de la Wuppertal Dance Theater, Lutz Förster).

Les invito a ver primero esta obra-filme y luego a buscar material de Jerome Bel, con cuyo trabajo quedarán más que enganchados.


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