Pancha

Para Pancha que partió anoche mientras dormía.

"Extraño tu música chichera en la mañana, y el sonido de tu voz incomodando a los vecinos. Extraño tus cientos de trapos, detergentes y aparatos para organizar de todo (hasta mi vida). Extraño tirarme en tu cama a comer tortilla de fideos y que me cuentes de ese pueblo mágico con gente de color cereza. Extraño tu desparpajo para pelear verbalmente con la estupidez de este país de hombres despreciables. Pero más que nada en este mundo extraño, dios mío como la extraño, esa mirada perdida en la belleza de lo invisible. Adiós Panchita. Llegaré en unos años e iremos juntos en bicicleta a la planta de Mantaro, compraremos helados y veremos a las vaquitas pastar. Mientras tanto, buen viaje".

Pancha Merino fue mi amiga. Y en este mundo lleno de oscuridad encontrar luciérnagas vivas es un regalo divino.

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