Si algún día me pierdo

Para quienes me leen:
Esto lo escribí hace varios meses. No me pregunten cuándo, que no lo recuerdo. Tampoco pregunten por qué leen esto en un blog de danza. Pregúntense para qué se topan con esto. Para qué roban de su tiempo, minutos y leen. ¿Para qué? Esa es siempre la pregunta.

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Pocas veces he tenido esta sensación automática en la que mi cuerpo transforma la risa en llanto. Una sonrisa verdadera en lágrimas extrañas. Una mezcla de melancolía con el reconocimiento de una verdad latente que se deja entrever en el momento más inesperado.

La última vez fue con la columna de Carlos Galdós. Me he enganchado con sus columnas. Lo confieso.

En lo personal creo que es un imbécil. Pero, creo, es ese tipo de imbéciles creados por decisión propia y que revelan su verdadera personalidad en momentos particulares a través de creaciones mágicas a cuyo control escapan. Se por buena fuente, que aunque un idiota por fuera, tiene un gran corazón. El texto que escribió, en todo caso,  a mí me conmovió, y por un imbécil (conozco varios) jamás perdería el tiempo escribiendo algo.

Uno encuentra entre libros, cosas geniales, muy virtuosas, destacademente jaladas de los pelos, interesantes, sorprendentes, incluso, en algunos casos, textos tan felizmente tristes que a uno lo dejan sin palabras. Pero muy muy rara vez uno encuentra escritores que uno sepa hablan con el corazón.

Carlos Galdós me alegra decir, es uno de ellos.

El sábado pasado leí su columna mientras estaba en el trabajo. Y fue entonces que pasó.

"Quiero encontrar a alguien que me ame solo para que me busque si algún día me pierdo. No confío en nadie que no me ame. El amor encuentra"... Me quebré. 

Mientras leía empecé a reir y a sollozar, y luego, de sorpresa, para mí y para quienes estaban a mi lado. ¡En la oficina!... Empecé a llorar. De hecho lloro ahora mismo, mientras escribo esto y releo esta frase.

No voy a contarles de qué va la columna porque creo yo, es trabajo de uno, todos los días, darse el trabajo de encontrar algo que lo inspire y lo sorprenda.

Soy afortunado. Yo me tope ese día con una maravillosa columna de Carlos Galdós.

Me he empezado a cuestionar sobre dos cosas: lo milagroso de esos momentos que a uno lo conmueven. Son tan pocos y tan efímeros...  y también he empezado a cuestionar lo que yo al menos creo saber sobre el amor. Sobre cuan cierto es eso para todos: "Quiero encontrar a alguien que me ame solo para que me busque si algún día me pierdo"

Todos nos perdemos en algún momento. Es lindo pensar que si el destino nos sonríe, tendremos a alguien dispuesto, no a encontrarnos, que finalmente no es lo más importante, sino mas bien a buscarnos. He ahí lo altruista del amor simple.




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