Hostel

Llevo casi dos horas y media tratando de escribir algo que me salga del corazón. Que toque las puertas de un corazón herido, de un alma vieja. Llevo también casi un mes viviendo en un hostel. Es una casa antigua en San Isidro, que encontré en Facebook y que ha servido de residencia para mis huesos.

Ayer por la noche caminaba de regreso a esta casa que me acogió cuando más lo necesitaba, y mientras lo hacía por enésima vez surgía esta pregunta en mi corazón: ¿Qué significa para siempre?

De más esta decirles que me siento triste. Que mi presente no es mejor a mi pasado y mi futuro es tan incierto como lo es ahora mismo mi presente. Y aún así triste, anestesiado por ese dolor que solo puede venir del alma  esa pregunta retumba en mí, casi tanto como el día en que la leí: "¿Qué significa para siempre?".

Pasa el tiempo, los años, pasa la vida y nos preguntamos más sobre lo que significa la felicidad, el amor, y casi nunca nos ponemos a pensar en lo que realmente uno quiere decir cuando dice para siempre. 

  

Yo tenía un hogar. Era chiquito, pero era el más hermoso de todos porque estaba hecho con amor. En cada plato, en cada detalle esta puesto mi corazón, fragmentos de lo que soy y de lo que viví. Era mi hogar y lo extraño.

Tomo el desayuno todas las mañanas en medio de gente que viene de todos los países: Corea, Inglaterra, Australia... y aunque pareciese que vivo rodeado de gente y el ambiente se impregna del bullicio de las risas, la verdad es que un hostel no es más que un sitio de paso, un eufemismo de las despedidas constantes. De aquellas personas que llegan y se van. Un recuerdo terrible de que lo que alguna vez estuvo, al día siguiente no esta más.

He empezado a caminar con miedo. Cruzo las pistas y veo ya no dos, sino tres veces al pasar. Salgo a la oficina, almuerzo en la cafetería y cada noche camino de regreso a una casa que no es mi hogar. Camino en las noches hacia el malecón tratando de apagar mi llanto, como un ánima, y pienso que en algún momento desapareceré en la bruma, y mi tristeza se la llevará el viento, transformándome en algo mejor que eso.

Extraño mi hogar. Y más que nada extraño a quien me lo dio.

En un hostel, en un lugar de paso, es inevitable preguntarse sobre la fragilidad del "para siempre". Para mi un hogar, no la casa, ni el espacio físico sino el sueño, la maravillosa creación de un compromiso tácito de amor y perdón. Un hogar verdadero. Eso es para mí para siempre.

Yo tengo fe, tengo esperanza y amor no me falta. El tiempo cura todo, y abril recién comienza. La temporada de lluvias aún continúa. Y aunque me apene decirlo, siempre, siempre, siempre, después de una lluvia torrencial aparece el más hermoso de los arcoiris. 

"Somewhere over the rainbow, way up high, there's a land that I heard of once in a lullaby..."